Para cada uno de nosotros cualquier otra persona es un “otro”, cuya otredad nos permite conocer, reconocer y afirmar nuestra propia identidad, a nivel individual y a nivel colectivo.
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La afirmación anterior contiene dos presupuestos básicos:
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1) Que la otredad no es tanto algo propio del otro como una construcción de la cual nosotros participamos activamente.
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2) Que necesitamos a los otros para conocernos más y para construirnos como sujetos individuales y como parte de los colectivos que integramos.
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Esa “construcción del otro” como ajeno, no necesariamente es excluyente ni invalidante. Puede ser -y de hecho es deseable que lo sea- el reconocimiento de las diferencias y de la riqueza que esas diferencias aportan al cuerpo social. Un antídoto contra la uniformidad, la homogeneidad y la sobre-simplificación de las relaciones humanas. Un llamado a disfrutar de lo múltiple y lo diverso.
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Sin embargo es preciso separar esa actitud, que reconoce lo heterogéneo y lo diferente como aportes a un pluralismo necesario, de otro tipo de construcción, en la que se ponen en juego adjudicaciones de valor.
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Cuando ese es el caso, cuando las características del otro son juzgadas y valoradas en función de su cercanía a las nuestras, cuando el otro es “tolerado” como si fuera, en el mejor de los casos, una molestia inevitable, estamos en el camino que conduce a estereotiparlo primero y muy posiblemente a estigmatizarlo y discriminarlo después.
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Es el camino que lejos de orientarse hacia la aceptación y la convivencia, conduce inexorablemente hacia diferentes formas y grados del prejuicio, el temor, el rechazo y la exclusión física y simbólica.
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Cuando características como el color de la piel, la clase, las creencias, el género, la cultura, el lugar geográfico de procedencia, la edad o las preferencias sexuales, comienzan a tener el status de valor, se desatan los aspectos más oscuros y dañinos de la conducta humana.
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Otredad, diálogo y pluralismo forma parte de los materiales de trabajo de Cuéntame.1. Se publicó originalmente en la revista Latinos y ha sido traducido al inglés por Belle Thiru, estudiante de Español Avanzado del Dpto. de Español y Portugués de la Universidad de Toronto en el marco de las actividades de Cuéntame.2.

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For each one of us, any other person is an “other”, whose otherness allows us to know, recognize and affirm our own identity, both at the individual and the collective level.
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The previous statement contains two basic assumptions:
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1) That the otherness is not so much a set of inherent characteristics of the other as a social construction in which we actively participate.
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2) That we need others to know ourselves better and to build ourselves both as individual subjects and as part of the different collectives to which we belong.
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This “construction of the other” as alien, is not necessarily exclusionary or invalidating. It may be – and as a matter of fact, it is desirable that it be – the recognition of the differences and the cultural richness that these differences bring to the social body. An antidote against uniformity, homogeneity and the over-simplification of human relationships. An invitation to enjoy diversity and multiplicity.
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Nevertheless, it is necessary to distinguish between this attitude, which recognizes heterogeneity or differences as contributions to a necessary pluralism, and another type of “construction of the other”, in which value assignments are at stake.
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When that is the case, when the characteristics of the other are judged positively or negatively depending on their similarity to ours, when the others are “tolerated” as if they were, in the best of cases, an unavoidable inconvenience, we are going down the path that leads us to stereotype them first and to stigmatize and discriminate them thereafter.
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It is the path that, far from bringing us closer to acceptance and coexistence, leads inexorably towards different forms and degrees of prejudice, fear, rejection, and physical or symbolic exclusion.
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When characteristics such as skin color, class, beliefs, gender, culture, geographic place of origin, age or sexual preferences begin to be considered as values, the darkest and most damaging aspects of human behaviour are unleashed.
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Para complementar la propuesta de reflexión de Otredad, diálogo y pluralismo, recomendamos la visualización del siguiente material de Mentira la verdad, una programa de la Televisión pública argentina.

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